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Ella y su esposo tienen el negocio de los jugos por 15 años. Empezaron con una carreta pequeña donde ofrecían Tang de naranja y coco cerca del parque central antiguo de Puyo. Sin embargo, la competencia y la presión de las autoridades los llevó a mejorar la calidad de sus productos y de su servicio. Ahora, paga 60 centavos mensuales y mantiene un puesto con jugos naturales en un sector corporativo de Puyo. Además, nos cuenta con orgullo que su trabajo permitió educar a sus hijos hasta la universidad.

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