A lo largo de la historia hemos presenciado con claridad todo tipo de actos heroicos. Para mí, haber publicado “Caminos de Servidumbre” en pleno siglo XX, es un ejemplo preclaro de heroísmo. Corría el año 1944, una guerra amenazaba a toda Europa y al mundo entero y, sobre todo, una eclosión del pensamiento Keynesiano. Sin embargo, existen personas capaces de decir lo que piensan, ejerciendo su natural derecho a la libertad individual, aún en medio de todo un caos del pensamiento generalizado.
Friedrich von Hayek, un auténtico héroe de la libertad, se atrevió a pensar distinto. A pensar en contra de lo que la mayoría adoptaba como un dogma. Hoy, 72 años después de su publicación, el pensamiento expuesto en Caminos de Servidumbre sigue igual de vigente sigue tanto y más actual que en aquel entonces.
Para ello empezaré citando la dedicatoria incluida en el libro: “A los socialistas de todos los partidos” … ¡Qué audacia! Probablemente nosotros no podamos entender ahora la profundidad de estas palabras, cuando en aquel entonces, la gran mayoría de los pueblos europeos estaban rebosantes de pensamientos totalitarios, donde se creía que el “bien común” podía tener un gran administrador y, a la vez, un gran mandante, capaz de decidir lo mejor para todos.
Resulta imprescindible entonces destacar la importancia que da Hayek al individualismo, como factor esencial de la libertad. Cada individuo aporta, desde la libertad de la propia elección, a lograr un equilibrio general dentro su propio entorno, que no puede ser explicado desde un mecanismo ya existente. Contrario a este pensamiento natural, el colectivismo busca siempre la atracción de masas, la atracción del pueblo como la gran mayoría que gobierna y controla el poder. Pero, ¿quién es el pueblo?, ¿cómo gobierna el pueblo?, ¿dónde está la voluntad popular? Von Hayek, con total acierto, comenta que si dentro de 1000 personas, 850 no logran ponerse de acuerdo, pero 150 sí lo hacen, las 150 personas forman una mayoría, pero lo que él denomina: una mayoría dañina.
Y es que ciertamente, la suma de las opiniones no es igual a la verdad. El colectivismo buscar poner a todos dentro de un mismo cuadrante, sin dejar opción a la libre elección[P4] . Precisamente es aquí donde todo converge: el común denominador que une al fascismo y al comunismo es el odio a las ideas de libertad. Encontramos entonces otra característica del colectivismo: la mentira patológica. Tal como sucede ahora, y sucedía en aquel entonces, el socialista cree poder desarrollar el papel del “gran planificador”, donde a través del intervencionismo puede controlar todo el entorno, y no repetir los ciclos de crisis. Pero es precisamente localizando el absoluto control, donde una nación da inicio a la debacle de su propio entorno. El socialismo tiene esa naturaleza: se destruye a sí mismo.
Personalmente logro encontrar el título del capítulo 10 del libro como una invitación a reflexionar antes de leer tan sólo el primer párrafo: ¿Por qué suben los peores? El autor explica con total autoridad lo que ocasiona el arribo de estos personajes, de los cuales podemos citar innumerables ejemplos vigentes en nuestra generación. Hayek menciona: “el dictador totalitario tendrá que optar entre la renuncia a los valores morales ordinarios o el fracaso”, y considero que no existe una tercera opción si el gobernante ha escogido el camino del totalitarismo. Luego continúa “no debemos engañarnos y pensar que la mejor gente quiere ser parte del gobierno”. En efecto, la gente con sistemas de valores menos sofisticados, se pone de acuerdo más fácilmente. Esto da lugar, sin duda alguna, a las falsas mayorías, que son el germen donde inicia todo sistema totalitario.
Caminos de servidumbre nos habla de la importancia de la libertad individual y de los grandes peligros de la planificación centralizada. Cuando nace la idea del Estado como “gran planificador”, cuando falsas mayorías creen poder controlar el desarrollo del entorno, el sistema monetario y los precios, se da inicio a la absoluta declive de una nación. Hayek no se equivocó al manifestar que la planificación centralizada y el Estado poderoso conducen inevitablemente hacia dictaduras. Y este es el gran mal que asola actualmente a distintas naciones Latinoamericanas .
Al igual que Friedrich von Hayek, nosotros defendemos la libertad individual como derecho natural y la propiedad privada como condición indispensable para poder ejercer esta libertad individual. Defendemos la necesidad de poder optar libremente, y poder crear riqueza acorde a nuestras capacidades. Defendemos las ideas de libertad como el Camino de Servidumbre que estamos dispuestos a seguir, aún en medio de un entorno eclosionado con ideas contrarias, aún en medio de gobiernos que controlan nuestras ganancias y gravan impuestos a los frutos de nuestro trabajo y nuestro esfuerzo. Porque creemos firmemente que la libertad es un camino para nuestras naciones, porque creemos que la libertad es una realidad posible de alcanzar y no una utopía.