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Mi camino de libertad.


A lo largo de la vida encontramos caminos que no podremos esquivar pero que marcarán un hito en nuestra vida. Y lo dice un total redimido en el asunto.

 

Mi nombre es Andrés, y debo confesar que durante una etapa de mi juventud, me resultaron atrayentes las ideas del Manifiesto Comunista, Das Capital y Mein Kampf. Me atrevo a decir que ,sin esperarlas, me salieron al encuentro estas ideas, y que aparentemente iban a calar hondo en mi conciencia.

Comencé a dar mis primeros pasos en la Universidad, con ideas que más allá de buscar el bien individual, apuntaban a un bien generalizado, un status quo de aparente bienestar para todos. Comenzaba a utilizar palabras como el pueblo, que mostraban un sentimiento más bien colectivo del servicio. Pero fue precisamente en este momento, cuando gracias al valioso gusto por los libros, comencé a cuestionar todas aquellas ideas que me habían acompañado durante años. Comencé a encontrar que de alguna u otra manera, no era posible poder sentir el clamor del pueblo, palpar la necesidad del pueblo, y lo más grave aún : “representar al pueblo”.

En mi época de universidad sucedieron dos acontecimientos que marcaron la elección del camino que más tarde iba a señalar mi norte. Conocí a un buen amigo,que a razón de preguntas -no puedo dejar una pregunta abierta bajo ninguna forma- logró que yo analice de forma trascendental el significado de la libertad. Y esta palabra libertad cobró entonces un nuevo sentido, era la posibilidad para que, a claridad de entendimiento, se logren profundizar los ideales naturales del hombre. Comencé, en este preciso momento a entender, que si nacemos con derechos inalienables, el centro de todos estos derechos era precisamente que nacemos libres; libres incluso para perdernos y volvernos a encontrar en el mismo camino.

Cuando ya avanzaba en mi carrera universitaria, como casi de manera inesperada, me llega una invitación. Se trataba de un evento organizado por el Instituto Ecuatoriano de Economía Política, un think tank fundado por la dama de la libertad Dorita de Ampuero. Me encontraba entonces aún desengañado, pero me decía y de forma regañada, que no iba a tener consecuencias negativas discutir y aprender sobre economía y comercio. Pero no sabía aún que me aproximaba al momento exacto donde un liberal puede nacer nuevamente.

Se discutieron muchas cosas. Fueron días llenos de muchos conocimientos. Pero la mejor parte estaba siempre por llegar. Cuando se comienza a tener la certeza de que uno vuelve al camino de antaño, se siente una notable certeza que todo valió la pena. Comencé a identificarme plenamente con las ideas de libertad y con todo el universo que aparece luego. Encontraba argumentos completamente válidos para las ideas totalitarias, y logré encontrar un equipo de personas que estaban dispuestos a defender estas ideas con la vida de ser necesario.

La mejor parte venía, sin lugar a duda, a partir de este momento. En aquel entonces, los ecuatorianos ya llevábamos 7 años de gobierno socialista, que ya apuntalaban al país hacia la peor década vivida en los últimos 50 años, incluso desde la dictadura militar. La economía iba en caída luego de un fuerte remesón en el precio del petróleo, y sí, éramos una pequeña economía fuertemente dominada por grupos de poder con ideas socialistas. En aquel entonces ya éramos una de las economías en recesión dentro de América Latina, sin embargo, y a pesar de todos estos antecedentes, el gobierno socialista en Ecuador tenía un considerable número de seguidores, premio que concede el colectivismo a los caudillos socialistas.

¿Cómo vive un liberal en medio de un país socialista? Difundiendo sus ideales sin descanso. Conocí entonces a un valioso grupo de amigos, que más tarde darían inicio a Libre Razón, un think tank que apunta a difundir las ideas de libertad a todo nivel, que promete mucho para las presentes y futuras generaciones.

Y es así como en mi historia personal, tuve la absoluta certeza que llegué nuevamente al camino. Que transito por el camino correcto, y que puedo desgastarme totalmente en este camino y encontrar mi propia realización. Defiendo las ideas de libertad porque nací de ellas, y porque solamente a través de la libertad el ser humano puede lograr aquello para lo que ha nacido.


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