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Rostros del comercio informal


Una estación de gasolina ,muy cerca de Santo Domingo de los Tsáchilas, fue el escenario donde presencié un hecho que pasaba desapercibido hasta hace pocos meses. No sé el nombre y vagamente puedo establecer la edad de la niña, quizá de unos ocho o nueve años, que , aprovechando la cantidad de camiones y automóviles se acercaba uno a uno con un desparpajo y comodidad inusuales. Cargaba pequeñas fundas de papel café que poco a poco iban obteniendo otra tonalidad, probablemente por lo que llevaban dentro.

Conté siete fundas en sus brazos hasta que se acercó a mi auto. Por curiosidad decidí saber lo que vendía y pregunté; "son panes de yuca a un dólar señor" respondió, agradecí y decline su oferta. Tras un minuto y medio de ventas, la pequeña había vendido sus 7 fundas e iba por más. Cruzó la calle, se dirigió a su casa y regresó con más productos.

¿Cuáles eran los motivos que determinaban que una niña de ocho años se encuentre vendiendo panes de yuca un sábado por la mañana en medio de una carretera? ¿La niña sabría lo que es un RUC, una factura o un impuesto? Será que ella ¿conoce el proceso para abrir una empresa, los pasos para cumplir con normas sanitarias y regulaciones?

Las respuestas a las preguntas planteadas no serán definitivas, sin embargo en gran medida puedo decir con seguridad que esta niña no conocía el proceso formal de comercio. No conocía las reglas del juego impuestas por el gobierno pero sabía que, si mañana deja de vender sus productos probablemente su familia no tenga ingresos o tal vez ella deje de asistir al colegio, en otras palabras, la ecuación que ella conoce es simple, comerciar para tener una mejor calidad de vida.

Actualmente en el Ecuador se percibe al libre comercio como un fenómeno que nace de la planificación estatal que beneficia a ciertos sectores específicos de la sociedad y, como consecuencia, se lo condena sin entender el vasto alcance de la cooperación voluntaria que representa el libre mercado ni las consecuencias de bloquear sus mecanismos y herramientas. Las condiciones económicas del país determinan que en el Ecuador el 40% de la población económicamente activa forma parte del comercio informal convirtiéndolo en una de las principales fuentes de ingresos para dichas personas y sus familias como es el caso de la niña mencionada anteriormente. En Libre Razón hemos creado la campaña "Rostros del comercio informal" para que todo comerciante pueda contar su historia. Aquel que no puede conocer cómo financiará su mañana no puede ser verdaderamente libre y es precisamente esta la situación de incertidumbre a la que se enfrentan los comerciantes informales. Es momento de promover la libertad como herramienta para que en un futuro cercano los informales ,como la niña que inspiró esta campaña, tengan mayores oportunidades de crecer y desarrollar su economía.

¡Estos son los rostros de la informalidad y los invitamos a que conozcan sus historias!

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