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Dolarización en Ecuador: políticas económicas necesarias para su fortalecimiento

Una vez analizada la historia de la dolarización, la visión teórica y las falencias de política económica en su aplicación, este análisis expone las medidas que se deben adoptar en el marco que el Ecuador ha determinado a la dolarización como su régimen cambiario y monetario.



Este conjunto de medidas no se debe considerar opcionales, son decisiones necesarias que deben acompañar al abandono de la moneda nacional “sucre”. Recalcar lo ya dicho, la alternativa de dolarizar la economía fue la medida correcta en su momento y la que nos ha mantenido lejos de caer en una crisis de tipo nominal, con altas tasas de inflación, constantes devaluaciones y tasas de interés imparables que llevan a cualquier economía al único resultado conocido, el empobrecimiento de la población.

Antes de plantear estas medidas necesarias para lograr un crecimiento real en dolarización, revisemos unas consideraciones iniciales:

  1. Ningún régimen monetario y cambiario genera crecimiento por sí mismo; más aún, ninguna política monetaria expansiva lo haría, estas medidas requieren de una serie de decisiones que los acompañen.

  2. El dinero es un bien de gran importancia –una institución en sí misma–, el cual no requiere de agentes que lo controlen o que busquen por medio de una “bola mágica”, determinar la cantidad “ideal” de dinero fiduciario «fiat money» en la búsqueda de dar respuesta a las necesidades de la economía.

  3. Devaluar la moneda no genera ningún beneficio, ni para la población ni para la economía, por ende, tampoco aquella falacia ya comprobada de manera repetitiva de intentar lograr ventajas competitivas por este medio sólo para beneficiar a los “exportadores”, generando una pérdida de poder adquisitivo real para el resto de la población.

Las medidas de política económica para el aprovechamiento de la dolarización en función de lograr una economía eficiente se pueden resumir en tres grupos.

Un primer grupo será exigir la responsabilidad a los tomadores de decisiones: eliminar la posibilidad de emitir dinero para resolver los problemas de la economía –algo que la dolarización lo hace por principio–. Aun así, en Ecuador se han dado ciertos intentos fallidos de crear medios de pago alternativos sin respaldo monetario, con cuentos como el dinero electrónico, el pago de bonos estatales, entre otros. Adicionalmente y de suma importancia es la responsabilidad con el gasto gubernamental, variable que debe ser endógena al ingreso y que busque dar prioridad a lo que realmente necesita la población: educación y salud universales, «no planteo públicos, reitero: universales»; con el acceso decidido por familia, «e.g.: ´voucher´ educativo de uso universal»; y, alimentación básica de subsistencia a quienes realmente lo necesitan, «e.g.: ´voucher´ de consumo de productos básicos en el sistema de distribución nacional ya existente».

Un segundo grupo será el respeto a la institucionalidad: determinar que existen instituciones que deben ser autónomas en sus decisiones; en este sentido, la autonomía del Banco Central es la principal y la más importante dentro de la arquitectura monetaria de Ecuador, ya que es la institución que centraliza los depósitos del sistema financiero y donde se mantienen las cuentas del Estado nacional y subnacional. Adicionalmente, y no menos importante, la Superintendencia de Bancos y el Seguro de Depósitos, deben ser respetadas como instituciones independientes para asegurar que los ahorros de la población estén protegidos.

El tercer grupo de medidas tiene relación con la liberación de los mercados: el permitir que existan suficientes actores –oferentes y demandantes–, con el objeto de acceder a mejores condiciones para todos. En este contexto, el mercado de capitales debe permitir el ingreso y salida de dividas totalmente libres, ya que el optar por castigar a la salida de divisas no asegura que se queden internamente, las ahuyentan; la decisión de los agentes para mantenerse en una economía será tomada cuando sus indicadores demuestran sostenibilidad y seguridad. Esta fundamental decisión, debe estar acompañada con la posibilidad real de ingreso de actores de la banca internacional que puedan competir con la banca local para ofertar mejores tasas de interés, satisfacer mejor a sus clientes, pagando más por los ahorros y cobrando menos por los créditos y contribuir al aumento de la bancarización en la población.

Una siguiente medida será no intervenir en los mercados de bienes y servicios: ni por imposición de precios, ni tampoco por aplicación de subsidios u otras distorsiones por parte de la autoridad gubernamental. En especial, aquellos que por su ineficiencia terminan beneficiando a quienes más consumen, «e.g.: combustibles»; o, determinaciones de precios mínimos que generan sobre-producción en algunos mercados, «e.g.: arroz, leche». Estas decisiones –que seguramente son adoptadas pensando en beneficiar a la población–, terminan actuando de manera opuesta, similar a otras fallas de mercado generados por el Estado, como son los permisos al “transporte público” u otros que de público no tienen nada y que son sistemas oligopólicos en beneficio de pocos.

Un paso fundamental entonces, será el permitir la libre salida y entrada de bienes y servicios que beneficie a los consumidores; y, que cualquier posible efecto negativo que pueda tener el productor al corto plazo sea resuelto con productividad, competitividad y acciones enfocadas a la generación nuevas oportunidades para sus productos. En este contexto y con la claridad de saber que son los productores quienes se juegan por mejorar su producción, este esfuerzo deberá ir acompañado de una flexibilización laboral -en la cual prime un acuerdo entre las partes-, que sea registrado ante la autoridad laboral y que cumpla con todas las exigencias laborales, como la afiliación a la seguridad social «universal y autónoma» y todos los derechos laborales.

En conclusión, una vez tomada la decisión de optar por un régimen de dolarización –la cual no debería ser revertida para beneficiar la estabilidad de la economía–, el acompañarlo de las medidas correctas de política económica como: liberación de flujo de capitales, apertura total al sistema financiero internacional, adhesión al mercados de bienes y servicios mundial, no intervención de la autoridad en los precios de bienes y servicios, flexibilización laboral, respeto irrestricto a la autonomía de las instituciones monetarias y no abusar del gasto fiscal, entre las principales, llevarán a su fortalecimiento y mejor aprovechamiento de la dolarización, en función de lograr un crecimiento real y beneficioso en la calidad de vida de todos los ecuatorianos.

En la última entrega de esta serie de cinco artículos –en un contexto de campaña electoral que definirá el futuro de la economía en los próximos cuatros años–, presentaré cómo las medidas propuestas se pueden aplicar en la economía ecuatoriana.


Christian Albuja T.

Economista, MBA in Corporate Strategy and Economic Policy, Ph.D. (c) en Economía.

Profesor, Analista Económico y Consultor.

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