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Juntos frente al Covid-19

Evento organizado por "Aprendiendo a aprender" Presentación | Abril 20, 2020

Desde el sábado –cuando confirmé mi participación en este evento– hasta hoy al mediodía, cambiaron algunas cosas en el mundo. Por eso escribí algo diferente a lo que tenía pensando contarles hasta esta mañana. Y esto refleja la forma cómo cambian algunas decisiones personales y profesionales frente a las modificaciones del entorno. Y si bien no es algo que uno pueda o quiera hacer en forma indefinida, en momentos como los que vivimos hay que hacerlo y yo apuesto a que esta situación sea parte de un juego finito, no infinito. Quería contarles que, en enero del año 2016, cuando llegué a vivir a Ecuador, hubo algunas cosas que me llamaron mucho la atención. Por ejemplo: frente al avance de nuevas tecnologías energéticas, nadie en el país estaba hablando del reemplazo del petróleo como fuente de divisas… aunque sí se empezaba a tocar el tema del cambio de la matriz productiva. Si en algún momento en el futuro, el petróleo –que era y es la principal fuente de ingresos por exportaciones del Ecuador– fuese reemplazado por alguna otra fuente de energía, habría que conseguir esas divisas de otra fuente. Las opciones que se me presentaron en ese momento fueron los productos con los que hoy el país también consigue divisas: exportación de rosas, de camarones, turismo. ¡Y creo que habrá que exportar mucha cantidad de rosas para equilibrar la balanza de ingresos por exportación de crudo…! Por mi formación –trabajo con emprendedores desde hace más de veinte años e hice mi tesis doctoral sobre emprendimientos de la industria creativa– planteé la posibilidad de desarrollar la exportación de servicios de la economía naranja. En todo el país podemos llegar a contar cientos de miles de proveedores de servicios creativos. En la realidad, pocos prestaron atención. Como conocía a algunas personas que trabajan en los medios, empecé a preguntar acerca de quienes estaban hablando sobre el tema. ¿Había políticos, había periodistas, había entrevistadores preocupados sobre el tema? Porque si bien se trataba de una situación de baja probabilidad de ocurrencia en el corto plazo, su impacto sería muy negativo en caso de que ocurriese. No encontré a ningún interesado. Ningún periodista hablando sobre el tema. Ningún político mencionando esta situación. En la mayoría de los medios, seguí escuchando a la gente hablar sobre el impacto de la angeloterapia (sí, hablaban sobre los angeles… esos seres con alas que viven en el cielo), sobre coaching emocional para mejorar la vida en pareja, sobre maquillarse con color morado y cómo te sienta mejor los días nublados, sobre nutrición y la importancia de consumir proteína en casi todas las comidas del día… en fin, todos temas que hoy no tienen la menor importancia. Los temas sobre los que yo quería conversar tendrían potencial impacto en el largo plazo… pero como el largo plazo finalmente se convierte en el corto plazo, y el corto plazo un día nos termina alcanzando … y además, como la vida no es justa … shit happens y hoy nos encontramos en cuarentena, con una pandemia a nivel mundial y bien jodidos como sociedad. Para quienes no hayan leído las noticias, hoy el precio del petróleo llegó a cotizar cero. O cerca de cero, pero en un récord que nunca había alcanzado en la historia. Tengamos en cuenta que, al inicio del día, el precio estaba aproximadamente en U$S 11 el barril… y el precio al que está calculado el presupuesto del Estado –según me han dicho– es de $53 el barril. Sí, dije que estamos jodidos como sociedad, pero en realidad… creo que estamos peor. En fin… todo esto apunta a contarles que hay que hacer las cosas que hay que hacer cuando no son urgentes, porque cuando son urgentes - como sucede hoy - el margen de maniobra es muy reducido. Para aquellos que preguntan cuándo va a terminar esto y qué va a pasar, la respuesta correcta es una sola: no tengo manera de saberlo y nadie lo sabe. Podemos hacer mejores preguntas. Porque preguntar “¿qué va a pasar?” no es una buena pregunta. Una mejor pregunta es “¿qué hacemos, ya que no sabemos lo que va a pasar?” Y como no sabemos lo que va a pasar, en estos momentos, lo que tenemos que hacer es ir día a día, esperando a ver qué sucede, para tomar decisiones del día. Afortunadamente, yo no viví un estado de guerra. Pero gente de mi familia sí la vivió y en esas circunstancias, la prioridad pasa a ser sobrevivir y esperar a que algunas cosas se vayan aclarando. Y a pesar de que no podemos esperar a que todo aclare, porque la vida es un continuo y no estamos en una situación de desesperanza extrema, sí podemos ir día a día … es decir, un día a la vez, un paso a la vez. El otro día me preguntaron sobre las oportunidades que va a traer la crisis. No lo sé, y no tengo manera de saberlo. Pero oportunidades va a haber. En estos momentos, por ejemplo, hay gente haciendo transacciones en lugares que están en guerra. Eso significa que en todos lados hay gente que se levanta todos los días con la intención de encontrarle la vuelta a la situación. Hay que prestarle atención a la gente que tiene responsabilidad ejecutiva: a aquellas personas que están tomando decisiones y no a aquellas que comentan las decisiones de otros. Yo tomo decisiones y presto atención a las decisiones que toman otros. Finalmente, y hablando del sector en el que trabajo, que es la educación de posgrado, encuentro curioso el comportamiento de la gente… de los estudiantes, pero a todo nivel y en todas las instituciones. Es muy curiosa la atención puesta en conseguir cartones, certificados y diplomas. No la necesidad o la intención de aprender… sí la de tomarse la foto con el cartón conseguido. A veces mis estudiantes se alertan cuando les digo que aprobar una materia no los hace expertos en ella… o que ni siquiera significa que saben sobre la materia. En fin, supongo que esta situación cambiará muchas cosas, y también lo hará en el ámbito en el que trabajo. Quizás las oportunidades por venir estén mucho más cerca de lo que pensamos y se relacionen más con un cambio de actitud personal que con opciones que provengan desde afuera. En la educación, esto puede significar un cambio de actitud para que el estudiante tenga ganas de aprender, que no se entrene en la queja permanente e inútil y que se forme para resolver problemas como los actuales, donde sí importa saber y no tanto a quien conoces para que te ubique en un puestito a calentar la silla. Todo esto lo iremos viendo con el correr de los días, las semanas y los meses. Termino con una frase que le escuché a Juan Carlos de Pablo, economista argentino, quien –en alguna de sus conferencias– dijo: "Un país no puede crecer si la gente cree que le conviene más estar entretenida que trabajando en serio." Espero que la cuarentena nos enseñe mucho, porque mis ganas de aprender nunca han disminuido.

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