"La vida no es justa, y cuánto antes lo descubra mejor le irá"
Todos somos emprendedores porque la vida es un emprendimiento. La vida es un proyecto en el que trabajamos, día a día, en dirección a ciertas metas. Para algunos/as, esas metas son explícitas; para otros/as no.
Cuenta el Almirante Mc Raven en su libro “Hazte la cama y otros pequeños hábitos que cambiarán tu vida y el mundo”, que – en ocasiones y por algún motivo por el cual su instructor de entrenamiento SEAL consideraba que había cometido una falta – le era ordenado zambullirse en el océano en su uniforme de trabajo, para luego revolcarse en la arena. Era el temido efecto “galleta azucarada”. Y así debía quedarse durante todo el día. Lo cuenta de esta manera:
"En todo el entrenamiento SEAL no había nada más incómodo que ser una galleta azucarada. Había muchas otras cosas más dolorosas y extenuantes, pero ser una galleta azucarada ponía a prueba tu paciencia y determinación. No solo porque tenías que pasar el resto del día con arena hasta el cogote, bajo los brazos y entre las piernas, sino porque la decisión de que alguien se convirtiera en una galleta azucarada era completamente arbitraria. No había ningún motivo fundado que no fuera un capricho del instructor.
Para muchos de los aprendices SEAL, esto era difícil de aceptar. Los que perseguían la perfección esperaban que se les recompensara por su impecable desempeño. En ocasiones sucedía, pero no siempre. A veces la única recompensa por sus esfuerzos era un revolcón en agua y arena.
- Señor Mac, ¿tiene usted alguna idea de la razón por la que en esta bella mañana
acaba usted de convertirse en galleta azucarada? - me preguntó el instructor en tono calmado pero inquisitivo.
- No, señor - respondí obediente.
- Porque, señor Mac, la vida no es justa, y cuanto antes lo descubra mejor le irá.
[…] Es fácil responsabilizar a alguna fuerza externa por lo que te toca en la vida y dejar de esforzarte porque crees que el destino está en tu contra. Es fácil pensar que el sitio donde creciste, la manera en la que te trataron tus padres o la escuela a la que asististe son lo único que determina tu futuro. Nada podría estar más alejado de la verdad. Las personas normales y corrientes, así como los hombres y mujeres extraordinarios, se definen por la manera en que lidian con las injusticias de la vida.
A veces, sin importar cuánto te esfuerces, sin importar lo bueno o buena que seas, terminas convirtiéndote en una galleta azucarada. No te quejes. No culpes a tu mala suerte. Levanta la cabeza, mira hacia el futuro y ¡sigue adelante!”
La vida no es justa, y no hay manera de entenderlo más que a través de la (maldita) experiencia. Y cuando las cosas van mal, y muchas veces no lo merecemos, solo nos queda decir: “shit happens” (la vida es injusta).
La situación de cuarentena ejemplifica todo esto muy bien. ¿Merecías la cuarentena? ¿A quién le importa? A la vida no le importa. Al universo no le importa. Al mercado no le importa. Puedes considerarlo injusto, pero no tienes con quien quejarte, porque a nadie le importa tu queja.
Si aquello por lo que tanto luchaste no se materializó, si el proceso hacia la meta por la cual estabas trabajando tan arduamente sufrió contratiempos, si ibas corriendo apurado por un imprevisto, tropezaste y caíste… shit happens.
La cantidad de situaciones desafortunadas que padecemos es innumerable. Y esto es una especie de feedback que recibimos de la vida. Para algunos, es karma. Muchas de esas situaciones las consideramos injustas, porque tenemos una idea o una creencia acerca de la justicia, muy cercana al hecho de que – si hacemos las cosas correctas y de manera correcta – solo podemos y debemos esperar cosas buenas para nosotros.
En resumen: pensamos, creemos y actuamos esperando que si lo que hacemos es bueno, lo que obtendremos también será bueno.
Sin embargo, todo el tiempo la vida te da ejemplos acerca de lo injusta que es. La vida te cuenta que no hay ninguna relación entre lo que haces, cómo lo haces, y los resultados que obtienes.
Atribuirle a la injusticia de la vida los resultados imprevistos e inesperados que obtienes, implica una creencia en un sentido de lo justo que simplemente no existe. La vida no es justa… o al menos no lo es desde nuestra particular y casi inexistente perspectiva de lo que significa la vida.
El universo tampoco es justo. Ten en cuenta que, en algún lugar del universo, hay una roca con nuestro nombre – con el nombre del planeta – en ella. Así como sucedió hace 65 millones de años y determinó el fin de un ciclo con la extinción de los dinosaurios, así también ocurrirá en algún momento en el futuro. ¿Cuándo? ¿Quién sabe? Pero si tuviésemos la chance de ver desde muy lejos la forma como se acerca la roca e impacta en nuestro planeta, podremos observar cómo todo sigue su rumbo, como si nada importara… como si a nadie le importara.
Por todo esto, es importante leer historia. Porque la historia te dice que lo que pasó antes, volverá a pasar. Y si lo que ya sucedió volverá a suceder, hay maneras de ir viendo de qué forma prepararse para ello. Claro, salvo que estemos hablando de una extinción a nivel global, de la que no nos salvará ni siquiera Elon Musk y su proyecto Space X.
Pero sin ir a situaciones posibles pero improbables, como la extinción planetaria a partir de la colisión de un objeto con nuestro planeta, hay innumerables situaciones donde escucho acerca de la injusticia de la vida, o de las decisiones que las personas toman, teniendo en cuenta la percepción sobre ellas por quienes las padecen.
Muchas veces, quienes sufren las consecuencias de las decisiones de terceros ni siquiera están en la mira de quienes toman esas decisiones. Quienes sufren, simplemente estaban en el camino en el cual la decisión tomó su rumbo.
Hacemos nuestro mejor esfuerzo y otro que ni siquiera conocemos hace un mejor esfuerzo que el nuestro, quedándose con aquello que nosotros buscábamos. Shit happens.
Entrenamos toda la vida para ser atleta olímpico. Es nuestro sueño y se ha hecho realidad. Clasificamos a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Y todo se vuelve en nuestra contra, debido a la cuarentena producto de la pandemia. Shit happens.
Sí, la vida es muy injusta si lo miras desde esa perspectiva.
Pero solo queda decir… shit happens, y seguir adelante.
Fuentes
Mc Raven, William. 2017. Hazte la cama y otros pequeños hábitos que cambiarán tu vida y el mundo.
Mc Raven, William. 2014. Discurso de graduación en la Universidad de Texas. https://youtu.be/0b7G30btz-0
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