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Perú: ¿Al borde del abismo?

Actualizado: 23 nov 2020



Luego de la renuncia de Manuel Merino, en un ambiente de descontento expresado en las calles y una fallida sesión legislativa que pretendía elegir a un nuevo mandatario, finalmente este lunes 16 de noviembre, el Congreso peruano ha elegido a la persona que ocupará la primera magistratura del país.

El legislador del Partido Morado: Francisco Sagasti, ha sido electo como presidente interino hasta el 28 de julio de 2021 cuando se efectúe la cesión de mando al ganador de las elecciones generales.

Sagasti se convirtió en el nuevo presidente del Perú el lunes pasado, luego de que el expresidente Martín Vizcarra fuera destituido por el Congreso debido a “incapacidad moral” —lo cual ha sido catalogado por distintos sectores que han cuestionado la medida como una “artimaña legal”—, al cierre del segundo juicio político en menos de dos meses.

Por su parte, Vizcarra anunció que no tomará ninguna acción legal para resistir a su destitución y agregó: “Me voy con la conciencia tranquila y el deber cumplido”.

El exmandatario, pese a que gozó de niveles récord de popularidad en sus treinta y dos meses de gobierno, no logró consumar el apoyo de ninguna de las bancadas en el legislativo e, incluso, los congresistas que votaron para mantenerlo en el poder, también consideran que él es responsable de “la inestabilidad política que vive el país”.

En un ambiente de tensas protestas en las que se han registrado graves casos de abuso policial y ha habido decenas de heridos, la calma parece ser lejana, puesto que, se prevé que el Congreso y el presidente de Perú impulsen procesos en los próximos meses para posesionar magistrados del Tribunal Constitucional, mismo que está examinando una demanda acerca de la cláusula constitucional sobre la vacancia de Vizcarra por “incapacidad moral”.

Vizcarra enfatizó en su gobierno la lucha contra la corrupción, especialmente la emergente de un Congreso que cuenta con decenas de congresistas, incluido el partido de Merino, que están siendo investigados penalmente por cargos que incluyen corrupción y otros delitos mayores.

El legislativo esgrimió acusaciones sobre presuntos sobornos que habría recibido el ahora exmandatario para autorizar obras públicas en la región sureña de Moquegua, donde fue gobernador entre 2011 y 2014.

Sin embargo, de manera paradójica, Vizcarra alcanzó notoriedad nacional después de una loable gestión en la región de Moquegua, donde obtuvo los indicadores más altos en desarrollo social, especialmente en educación escolar, y el mejor índice de desarrollo humano.

Tras lo ocurrido, Vizcarra perderá la inmunidad presidencial y podrá ser investigado sin impedimentos, para ser así condenado o no por la vía legal.

La organización no gubernamental: Human Rights Watch, señaló que lo acaecido en el país andino representa una grave amenaza al estado de derecho. Asimismo, exhortaron a que la Organización de Estados Americanos (OEA) invoque una sesión del consejo permanente de manera urgente para “vigilar la situación del Perú”.

Alberto Vergara, politólogo peruano, en una columna de opinión para el periódico estadounidense, The New York Times, afirma que: “La democracia peruana se muere”.

Agrega que, “diagnosticar la enfermedad que la está matando es difícil. Porque las democracias suelen sucumbir ante tiranos formidables, mientras que la peruana está muriendo de insignificancia”.

Perú ha transitado por constantes escándalos de corrupción que han llevado a tres expresidentes a prisión preventiva y otro al suicidio, con la formalización de Sagasti en el poder, se consagraría como el tercer presidente en tan solo cuatro años.

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