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Las enseñanzas que deja la falta de libertad económica regional


Ecuador, tras una década de socialismo del siglo XXI, ocupa el puesto 127 de 162 países en el Índice de Libertad Económica en el Mundo del Instituto Fraser, publicado el 25 de septiembre de 2018. El informe, que toma en cuenta datos de organizaciones internacionales del 2016, proyecta un panorama preocupante para Ecuador que se acerca a economías fallidas con serias violaciones a los derechos humanos como Zimbabue, inmediatamente detrás nuestro en el ranking.

El diagnóstico desalentador, en cuanto a la libertad económica, se asemeja al de varios países de la región donde los gobiernos coidearios de Correa dejaron su huella. Venezuela, en una estrepitosa caída de 13 puestos, ha quedado en último lugar, algo que no sorprende con la dictadura que atropella libertades civiles y económicas a diario. Argentina, saliendo de la era Kirchner, se encuentra en el puesto 160, es decir, 7 puestos menos que el año pasado y no parece que el gobierno de Macri pueda revertir una situación tan adversa

Argentina obtuvo una calificación de 4.84/10 mientras que Ecuador obtuvo una calificación de 6.06/10. Bolivia ascendió 3 puestos, sin embargo, sigue en el cuartil menos libre en la posición 123. Tanto Colombia (105) como Perú (44) registraron un ligero retroceso en libertad económica.

Chile, el más libre de la región, cayó al lugar 15 del ranking y obtuvo un puntaje de 7.88/10 en tamaño de gobierno —entre más reducido el aparataje estatal, mayor la calificación—. Con más de un punto por debajo, Bolivia recibió una calificación de 6.16, Ecuador de 5.67, Argentina 5.35 y Venezuela 4.69. El caso de nuestro continente, por lo tanto, demuestra la influencia directa que tiene el tamaño del Estado en el desarrollo de las economías y de la libertad de los países.

Los desafíos económicos globales también han llevado a los gobiernos a frenar las importaciones y generar regulaciones hacia el comercio exterior que mermó los mercados y la producción nacionales. Ecuador, por ejemplo, impuso salvaguardias a las importaciones de los países vecinos bajo el pretexto de proteger la dolarización. Sin embargo, Panamá, también dolarizado, ocupa el puesto 27 en el índice, con una libertad comercial de 8.70/10 en comparación a 6.5 de Ecuador.

La caída del precio de las materias primas ha dejado al descubierto el extenso alcance de los gobiernos a nivel regional. Cuando se redujo la recaudación proveniente de las materias primas, las Estados se sometieron a fuertes recortes presupuestarios, como fue el caso de Ecuador donde el gasto público fue excesivo y descontrolado.

Tres formas en las que Ecuador puede liberalizar su economía

El escrutinio internacional es una referencia clave para que los países mejoren o mantengan su calidad en distintos aspectos, con el fin ser más competitivos. Tomando en cuenta lo anterior, Ecuador tiene que trabajar en tres ámbitos, particularmente: políticas fiscales, tamaño del gobierno y seguridad jurídica.

  • Adoptar un modelo tributario simple

Los ecuatorianos pagan 30 tributos diferentes, como los impuestos al valor agregado, al consumo especial, a la renta, a la herencia, al cigarrillo o el ambiental. El país debe reformar su forma de entender la recaudación fiscal, dando libertad a los ciudadanos para producir, invertir y consumir sus ganancias, confiando en su buen criterio, en lugar de inflarse cual monstruosidad hobbesiana mientras devora el fruto justo del trabajo de los contribuyentes.

Tomemos el caso de Hong Kong, primer país del ranking. Una de las características que hacen a esta Región Administrativa Especial (RAE) de la República Popular China tan especial y atractiva para las inversiones es su escasa carga fiscal al trabajo y a las transacciones.

Hong Kong, sin ser un paraíso fiscal, permite la entrada y salida de capitales extranjeros y chinos. Genera tres veces más ingresos públicos de los que consume y solamente carga su histórico impuesto a la tierra, vigente desde la administración colonial británica.

El impuesto fisiocrático no es un impuesto verdadero, dado que el Estado es quien posee toda la tierra en Hong Kong. Sin embargo, los precios, aparte de estar sujetos a oferta y demanda, son gravados con adicionales decididos por el gobierno de la RAE.

Ecuador puede aprender bastante de este sistema, sin adoptarlo totalmente, y más bien retomando las ideas de los ilustrados franceses de la Escuela de la Fisiocracia: poner impuestos al valor de la tierra y permitir que toda actividad económica que no dependa directamente de la adquisición de terrenos prospere libre y responsablemente.

  • Reducir el alcance del gobierno

El tamaño del Estado es una consecuencia directa de las políticas fiscales contraproducentes que fueron adoptadas en la última década. Siguiendo la expresión mencionada antes, la monstruosidad descrita por Thomas Hobbes no es tanto un Leviatán político, sino un coloso inestable de la administración pública. Por lo tanto, es preciso que Ecuador reduzca el tamaño del Estado, eliminando instituciones públicas que no tienen fundamento ni razón de ser.

Algunos de los primeros países del ranking, como Mauricio o Malta, tienen aparatos estatales muy reducidos. Se concentran en la administración de justicia, la seguridad y dar facilidades para que el sector privado pueda beneficiarse de los préstamos y ayudas internacionales de diferentes organismos. De igual manera, ambos Estados tienen sistemas jurídicos que facilitan la entrada de capitales, la inversión privada y la banca offshore. Lo demás queda fuera de las responsabilidades de un Estado pequeño.

Ecuador, nuevamente, debería considerar los aspectos positivos de estos países para dejar de consumir fondos que no posee. De esta forma, permitirá que el ingenio de su gente y las necesidades del mercado generen soluciones efectivas y riqueza, en lugar de proveer bienes y servicios que no se acercan a la realidad de los ecuatorianos y que abren canales para la corrupción.

  • Establecer seguridad jurídica con menos regulaciones

Los gobiernos contaminados con la tendencia ultrapositivista de la izquierda creen que deben regular toda actividad, ya que para ellos el Estado es todo y todo está dentro del Estado. Nada más alejado de la realidad. La seguridad jurídica no depende de la normativización de cada situación o fenómeno que surja dentro de un territorio. Al contrario, se entiende como seguridad jurídica a la garantía de estabilidad y mantenimiento de las instituciones y las normas básicas para el funcionamiento adecuado del Estado.

A pesar de que Estados Unidos permaneció fuera de las diez economías más libres por ocho años, sus instituciones centenarias hacen de la nación norteamericana un paladín del liberalismo desde su fundación. Sus normas jurídicas, al igual que su Constitución, han perdurado por más de dos siglos, únicamente adoptando enmiendas ante los cambios temporales.

La fuerte seguridad jurídica de Estados Unidos demuestra la importancia de un marco normativo firme que no se adapta a los caprichos ideológicos del gobierno de turno. El sistema político estadounidense y sus valores constantemente legitiman el progreso y el desarrollo económico desde los pilares jurídicos del Estado.

Ecuador, al mirar a estos ejemplos, debe prescindir de más reformas y regulaciones al sistema jurídico que se han traducido en instituciones políticas, legales y económicas inestables y débiles. Asegurar su seguridad jurídica, elevándola de los resabios políticos, le permitirá alcanzar estabilidad interna y Estado de derecho.

Conclusión

La región parece haber atravesado un momento de paranoia comercial, sobreprotegiendo a sus economías de las otras con barreras comerciales. De seguir esta tendencia a la baja en materia de libertad económica, la región frenará innecesariamente su crecimiento y ahuyentará la inversión extranjera que tanto necesitamos.

Es hora de abrir nuestros mercados en conjunto, como bloque, y comenzar a apostar por la innovación y la inversión privada para quitar el freno al crecimiento y a la prosperidad. Si conseguimos reforzar los tres aspectos analizados, podremos mejorar nuestra situación, otorgándole a nuestro país una libertad económica ansiada y necesaria para la realización individual de los ecuatorianos.

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