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No, Ecuador no es Suiza


Si no cambiamos de ruta, seguiremos profundizando la crisis

Hace unos días observé una entrevista que le realizó Carlos Vera a Pablo Arosemena Marriott, presidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil, donde hablaban sobre las reformas laborales necesarias para el país. Por lo incisivo de la entrevista y para no sonar radical, el economista Arosemena mencionó que las reformas no podían ser tan agresivas porque no somos Suiza. Sin embargo, debemos ir en camino hacia una mayor liberalización laboral.

Definitivamente, Ecuador no es Suiza, este último tiene un PIB per cápita 13 veces más grande que nosotros.

Fuente: Banco Mundial

De acuerdo con el Instituto Fraser, la riqueza depende prácticamente del nivel de libertad económica que tengan los ciudadanos de cada país. En términos generales, Ecuador tiene una menor libertad económica que Suiza e incluso menor que el promedio mundial. El tamaño de nuestro gobierno es mucho más grande, tenemos un sistema legal menos independiente, menor libertad comercial y muchas más regulaciones. En lo único que estamos alrededor del promedio es en la libertad monetaria, producto de que somos un país dolarizado.

Fuente: Instituto Fraser

Ahora bien, incluso en lo pragmático, con aval internacional, no somos como Suiza. En el ranking de Hacer Negocios del Banco Mundial, Ecuador ocupa lugares mucho peores que su contraparte, es decir, tampoco cuenta con un ambiente amigable para emprender o invertir.

Fuente: Banco Mundial

Como si fuera poco, en el Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial tampoco somos un referente. Una vez más, estamos por debajo del promedio mundial y, por supuesto, de Suiza.​

​Fuente: Foro Económico Mundial

No somos un país rico ni un referente en libertad económica, no somos competitivos ni tenemos un ambiente propicio para hacer negocios. Definitivamente, no somos Suiza.

Cabe destacar que si aplicaramos las medidas de liberalización laboral podríamos mejorar en todos estos índices y parecernos un poco más a Suiza. También nos haría más competitivos, más atractivos para la inversión y, en el mediano/largo plazo, nos haría más ricos.

Sin embargo, parece que nuestros asambleístas quieren parecerse a Suiza solo en lo que le dé más poder al Estado. Como consecuencia, perdemos libertad económica e inversión, nos condenamos a un crecimiento económico mucho más lento y ponemos trabas a la creación de riqueza. Un ejemplo de esto podemos ver en los proyectos de ley que buscan regular a las industrias en lo referente a su tratamiento ambiental.

Fuente: Banco Mundial

Como podemos observar en el gráfico anterior, Ecuador tiene graves problemas en la obtención de inversión extranjera. Claro, Suiza y los demás países desarrollados pueden darse el “lujo” de hacer complicadas las inversiones y poner todas las exigencias ambientales que consideren “necesarias”, pero Ecuador aún no se encuentra en posición de darse esos lujos.

El miedo por el futuro es perfectamente comprensible. Los seres humanos tenemos un impulso natural hacia la búsqueda de la seguridad y no hay nada más inseguro que el futuro. Pero este impulso está sesgado muchas veces por la información que nos rodea. Por ejemplo, los políticos ecuatorianos nos venden la idea que desde aquí vamos a salvar al mundo, cuando realmente, como lo he mencionado en artículos anteriores, lo que haga o deje de hacer Ecuador es bastante irrelevante en lo que se refiere al planeta.

Esto no quiere decir que los individuos no debamos actuar de manera cosciente, tanto para reducir nuestro impacto como para crear más conciencia dentro de nuestra sociedad. Sin embargo, sencillamente no existen razones suficientes por las que debamos sacrificar nuestro presente, nuestra riqueza, nuestra productividad, forzando un cambio.

Además, debemos recalcar que los cambios impuestos a través de la fuerza coactiva del Estado, al no haber sido aceptados ni creados mediante un consenso social, sino solo a través de la mente de ciertos individuos, crean conflicto social y afectaciones económicas. En mi opinión, con toda la información presentada en este escrito, el primer paso de Ecuador, antes de buscar complicarle la vida a los inversionistas y emprendedores, debe ser facilitárselas al máximo y mejorar su posición en todos esos índices.

Los asambleístas están colocando el capital (natural) por encima de los seres humanos, condenándonos a la pobreza y al desempleo, debido a la falta de análisis técnico de sus medidas, a la desconfianza en los individuos y un enorme afán regulatorio. Si no cambiamos de ruta, seguiremos profundizando la crisis; debemos darle la mano a la iniciativa privada que es la que nos va a permitir poder salir adelante.

Mientras más progreso alcancemos, podremos tener los recursos suficientes para dedicarlos al activismo social, para poder adquirir mejores tecnologías e innovar en los porcesos, para que cada día, en libertad, podamos reducir nuestro impacto ambiental.

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