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Alberto Ortega

Los monopolios de la movilidad


El municipio de Quito aún puede solucionar la movilidad si permite la actividad de privados

Mientras las urbes crecen a un ritmo acelerado, su infraestructura vial y capacidad de transporte público parecen no estar a la altura de la demanda. Del 2004 al 2013, la relación entre vehículos y habitantes en América Latina incrementó en 57%. Una cifra que resulta alarmante y desafía cualquier planificación urbana. Los gobiernos han aplicado medidas poco sostenibles en el tiempo, por lo que ahora surgen iniciativas de transporte desde los individuos para los inividuos.

En la ciudad de Quito, la cantidad de vehículos es un tema prioritario en la agenda, al igual que el servicio de transporte. De hecho, el 75% de quiteños se trasladan en transporte de línea y sistema integrado, según estadísticas de la Secretaría de Movilidad. Por esta razón, el Municipio tiene políticas en tres grandes ejes: mejoramiento del transporte público, promover el uso de vehículos no motorizados y desincentivar el uso de automotores en la ciudad. Dentro de la última línea de trabajo se han generado espacios para la denominada “movilidad colaborativa”.

La movilidad colaborativa, sin embargo, no es una tendencia que surja como iniciativa política. Al contrario, se trata de acuerdos entre privados para una mejor movilidad en las ciudades que se han construido alrededor de una jerarquización de los automóviles y sus conductores por sobre los demás ciudadanos, incluso, por sobre el transporte colectivo.

La tecnología y sus facilidades han permitido a los individuos entender más sobre la problemática de la movilidad. Asimismo, ha puesto diversas herramientas a su alcance para generar start-ups exitosas, como Uber y Cabify.

El informe ‘Los retos de la movilidad urbana’ enfatiza la importancia de estas nuevas formas de economía colaborativa, cada vez más consolidadas en las grandes ciudades de todo el mundo. Estas iniciativas además incluyen aspectos positivos como menor contaminación y mejora del ambiente.

“Los retos de la movilidad requieren una intensa coordinación entre el sector público y el sector privado que deben dejar de mirarse con recelo y desconfianza y empezar a colaborar con un objetivo en mente: proporcionar a los ciudadanos una movilidad que les permita desplazarse de forma rápida, segura y sostenible”, asegura Enrique Dans, coautor del informe.

Uno de los debates acerca del futuro de la movilidad urbana es que estas alternativas de transporte, además de ser amigables con el ambiente, puedan realmente ser cómodas para sus usuarios. La innovación de la economía colaborativa contempla entonces alternativas funcionales, que brindan comodidad a los usuarios y re-plantean la dinámica tradicional de consumo. Por lo tanto, se adaptan a la realidad actual.

Estas propuestas alternativas a los problemas de una urbe caótica – debido a la falta de políticas municipales que se preserven en el tiempo – usualmente contemplan y dan solución a más problemáticas. Algunas de ellas son la falta de empleo o generación de riqueza, la poca accesibilidad para tener un negocio propio y la desventaja de ciertos grupos poblacionales para ingresar en la dinámica económica.

La movilidad colaborativa no es un concepto nuevo, lo vemos a diario en Quito. No nos es ajeno encontrarnos con el servicio que busetas o autos privados prestan en ciertos sectores de la ciudad para acercar a los ciudadanos a sus destinos de manera conjunta. Todos los días se efectúan rutas que parten de distintos puntos de la urbe hacia sectores no tan céntricos y a lugares que no cubren las líneas de transporte público.

Es evidente entonces que la idea de movilidad colaborativa no es nueva o una idea traída desde fuera, como muchas veces se nos podría hacer creer. Es una respuesta de mercado lógica frente a la necesidad de los ciudadanos por contar con una movilidad cómoda y segura. Por lo tanto, es importante que las entidades regulatorias, como el Municipio de Quito, establezca normativas claras para promover el desarrollo de estas iniciativas y no caotice aún más la movilidad, al impedir con barreras de entrada o prohibiciones para estos negocios, la movilidad de los quiteños.

Actores económicos tradicionales como los gremios de taxistas rechazan estas iniciativas y se niegan a dialogar con los gobiernos y los emprendedores para generar acuerdos. El problema no se encuentra en que iniciativas privadas como Cabify, Uber, EasyTaxi, entre otras, "roben" la clientela de los taxistas. El verdadero problema radica en las trabas administrativas y la protección del gobierno hacia un grupo de transportistas específico.

La innovación resolverá problemas cotidianos y la variedad de la oferta garantizará la mejora de calidad de todas las propuestas vigentes de transporte. Además, la nueva tendencia apuesta por iniciativas que responden no solamente a la necesidad de un método eficiente de transporte, sino que promueven soluciones reales a problemas vagamente tratados por la burocracia de los diferentes niveles de gobierno.

Más información:

http://www.andes.info.ec/es/noticias/ciclismo-urbano-nuevo-espacio-economias-jovenes.html

http://www.elcomercio.com/actualidad/motocicleta-alternativa-movilidad-ecuador-transito.html

http://www.revistalideres.ec/lideres/tres-alternativas-agilitar-transito.html

http://www.rastreator.com/coches/articulos-destacados/movilidad-colaborativa.aspx

http://www.portafolio.co/negocios/empresas/uber-muestra-propuestas-de-movilidad-para-el-futuro-503949

http://www.sharecollab.co/los-nuevos-modelos-de-negocios-plantean-retos-al-sistema-actual-caso-uber-vs-gobierno-de-colombia/

https://www.idealista.com/news/inmobiliario/empresas/2016/02/04/740848-la-conduccion-colaborativa-esta-aqui-para-quedarse

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