Hubo al menos 26 muertos y 77 heridos durante las protestas de febrero
Haití se desangra. No es una noticia nueva, de hecho, la frase refleja la continua situación de un país que no encuentra el camino adecuado para salir de la pobreza y alcanzar la estabilidad política. Hubo al menos 26 muertos y 77 heridos[1] durante las protestas de febrero en contra del actual presidente Moise.
Las reacciones generadas por esta dramática situación no han tardado y muchas de ellas condenan el nulo accionar de naciones extranjeras o de agrupaciones como el de Lima con relación a Haití.
Actualmente, consideramos que Haití solo puede salir de esta situación con ayuda extranjera y humanitaria. Un gran porcentaje de la población cree que Haití debe ser “rescatada” y que si las naciones extranjeras no lo han hecho es debido a que Haití no cuenta con recursos naturales. Nada más alejado de la verdad.
Haití es uno de los países que más ayuda ha recibido en los últimos 23 años. Solamente de Estados Unidos tuvo $884 millones entre 1995 y 1999 y más de $10 mil millones desde el 2010.
Pese a la continua ayuda e inyección de dinero en Haití, el país caribeño no ha logrado salir de su situación de pobreza. El gran cuestionamiento no es la ayuda extranjera sino la dinámica política y social interna de Haití.
Precisamente, los casos de corrupción vinculados a un programa petrolero entre Haití y Venezuela impulsaron las más recientes propuestas. Las investigaciones encontraron ‘irregularidades’ en ese programa entre 2008 y 2016, involucrando a quince exministros y actuales funcionarios y una empresa que dirigía Moise antes de llegar a la presidencia.
Este caso nos da la pista sobre lo que no funciona en Haití. Además de ser socio de un país socialista como Venezuela, está claro que el país no prospera porque no existen instituciones consolidadas a nivel político, social y económico. En un país donde el 55% de su población vive en la ruralidad –pero apenas el 1% de los agricultores cuenta con la propiedad de sus tierras (documentos)– está claro que algo no marcha bien y nada tiene que ver con la ayuda extranjera o que el grupo de Lima se pronuncie sobre esto.
A mi me queda claro que la acción extranjera no ha ayudado ni ayudará a Haití en la construcción de sus instituciones. Esto me quedó claro, lastimosamente, hace 4 años cuando en medio de protestas similares una persona fue asesinada a dos cuadras del hotel donde me pude hospedar en mi estancia en Puerto Príncipe. Los representantes de las organizaciones internacionales continuaron su día dentro del hotel sin reparar en la situación que se vivía ese momento.
No sé si exista alguna solución inmediata, sin embargo, al haber conocido jóvenes haitianos que desean cambiar el país, puedo decir que debemos dejar de ver a Haití como un caso constante de rescate. La experiencia dicta que la ayuda no ha sido efectiva y no ataca el verdadero problema, la falta de instituciones.
Basta comparar dos países que comparten suelo, personas y recursos, Haití y República Dominicana, hermanos de tierra con realidades diferentes. La ayuda extranjera no fue lo que potenció a una y condenó a la otra.
[1] https://www.dw.com/es/cidh-al-menos-26-muertos-por-protestas-en-hait%C3%AD/a-47687811
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